Pareciera que se elabora un muñeco de papel. El año pasado lo realizamos con papel periódico. Luego de las campanadas y el cañonazo, tras brindar por la ventura del año que llega, se incinera el muñeco entregándole al elemento fuego, purificador, lo que deseamos dejar atrás. Luego las cenizas se esparcen gracias al elemento aire y se confunden con el elemento tierra. Recordemos que las cenizas son un aspecto material de la simbología y en nada contienen los deseos que usted entregó al elemento fuego. Si está cerca del mar, lago o rió, este elemento también ejerce la función de reabsolver el papel quemado, que como hemos dicho, en sí mismo no tienen lo que deseamos dejar atrás. Recordemos que la materia se transforma, pero no desaparece.
Esta tradición ha sobrevivido en la Argentina, en la ciudad de La Plata. También en otros países de la región donde representan el año viejo con un monigote elaborado con ropa vieja, cartón o papel, relleno de paja o aserrín y con frecuencia con artefactos pirotécnicos, para ser quemado a la medianoche del 31 de diciembre en un gran número de países latinoamericanos, desde México hasta Uruguay aunque la costumbre está más arraigada desde el punto de vista popular en Ecuador y Colombia.
Hay que diferenciarlo de la quema de Judas en Semana Santa, ya que las consideraciones son muy distintas.
Quienes intenten revivir esta costumbre a lo venezolano o del país que sea, podrá incorporar patrones culturales acordes con las tradiciones locales, usos y costumbres.
El año pasado realizamos un muñeco con papel periódico y lo quemamos en el balcón de la casa, teniendo cuidado con el entorno. Este año lo perfeccionaremos en su elaboración y le colocaremos adheridas algunas notas con lo que pensamos que debe irse, para no retornar jamás. El año pasado hicimos la lista mentalmente. Ojo, no incluir imposibles.
Les invito a realizar este ritual y reencontrarnos al mismo tiempo que reinventar una costumbre que se nos ha extraviado y que el tiempo, que todo lo puede y logra, va a recuperarla y renovarla.
Durbiany Garcia