martes, 13 de julio de 2010

Lagar místico

Alegoría medieval interpretada por los padres de la Iglesia como alusión a la Pasión de Cristo. Tiene estrecha relación con el Molino místico que intenta poner de manifiesto la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Al Molino místico se lleva el trigo del Antiguo Testamento y de su harina saldrá el pan de vida de los creyentes. En la imagen observamos una figuración simbólica de Cristo pisando la uva en un lagar o siendo prensado a la vez, ya que el pasaje de Is. 63,3 fue interpretado por los padres de la Iglesia como alusión a la Pasión de Cristo.
José Luis Moreno Martínez, en su libro la luz de los padres, nos dice que el molino o el lagar es uno de los símbolos menos conocidos, pero que pervive en la literatura y en el arte cristiano.
Señala Moreno Martínez, que el pasaje bíblico más sugestivo en orden a la interpretación simbólica es el evangélico de Mt 24,41 y su paralelo en Lc 17,35 “estarán dos moliendo en el molino: una será llevada y otra dejada”. Los comentaristas cristianos se preguntan la razón del por qué una será llevada y la otra no al Reino de los Cielos, y la respuesta la encuentran en la manera de moler. Procopio de Gaza (465-538) interpreta que una muele con una sola muela y no con las dos, refiriéndose a los Testamentos.
Otros llevan la exegesis al campo de las iglesias: la una muele con el judaísmo, la otra con el cristianismo, como lo plantea San Hilario de Poitiers en su Comentario al Evangelio de San Mateo, escrito en el año 356. No olvidemos que en el siglo IV aún estamos en plena controversia antijudía y en la búsqueda de reafirmar la identidad del cristianismo. San Ambrosio, obispo de Milán, en su Tratado sobre el Evangelio de Luca, publicado en 389, nos habla que donde se muele trigo mojado por la humedad excesiva “bien sea la Sinagoga, bien el alma dominada por los pecados, no puede separar lo interno de lo externo y, por tanto, será rechazada porque su harina no fue grata (cf. Is 1,13). Sin embargo, la santa Iglesia o el alma no manchada por ningún pecado, que muele un trigo secado por el sol eterno (…) consigue que la libación de su sacrificio sea aceptada…” Luego pasa a comparar la mente y alma carnal que equipara a la Sinagoga, con el alma cristiana, digna de salvación, en una clara referencia a san Pablo.
En la patrística se consiguen muchas referencias al molino místico. Pero veamos que nos dice Agustín Redondo en su obra: de molinos, molineros y molineras: Tradiciones folklóricas y literatura en la España del siglo de Oro, quien trata el tema desde diversos ángulos, pero resaltaremos el que nos interesa, el aspecto simbólico. Veamos.
“Otro aspecto positivo del tema que venimos estudiando es el que corresponde al motivo del «molino a lo divino». Este motivo, muy difundido por tierras germánicas e italianas, tuvo menos extensión en España. Pero también existió y ha llegado hasta nuestros días en el folklore oral catalán (01). Presenta dos variantes: el molino de los pecados y el molino místico.
La primera modalidad nace en la Edad Media y la ilustra una obrilla de devoción escrita en lengua catalana hacia finales del siglo XIV o principios del siglo XV por fray Antonio Canals, cuyo título es Tractat del molí espiritual (02). El autor utiliza una serie de metáforas. El molino es el lugar de la verdadera contrición. El alma dolorida se presenta con sus pecados, pero gracias al canal de la confesión, el agua la conduce hacia la gracia de la pasión de Cristo. La rueda es la memoria de los beneficios divinos, las dos muelas son el temor del Juicio y la esperanza del perdón. Por fin, el grano de trigo es el alma, llena de contrición, que se deshace en dolor. Este molino de los pecados figura todavía en unas estampas italianas de los siglos XVI y XVII (03) y hasta hace unos años se hallaba representado en una pintura mural del antiguo convento franciscano de Petra, en España, en que se veía a varios personajes venir al ingenio a descargar los costales de sus culpas (04). Además, perdura el tema en el romance popular mallorquín (que también existe en Cataluña) llamado El molinet (05).
La segunda modalidad se desarrolla en los albores del siglo XVI. El molino místico insiste sobre la pasión de Jesús y exalta la Eucaristía. Se transforma en verdadera alegoría dramática que evoca la venida de Cristo, el pan eucarístico (06). El tema aparece en una composición de Chacón, organista de la catedral de Córdoba entre 1531 y 1545. Se trata de una pieza a seis voces titulada El molino y publicada en Praga en 1581 en el libro de ensaladas de Mateo Flecha el Viejo. Es posible que la compusiera Chacón para la capilla de música del duque de Calabria, virrey de Valencia (07). También surge en la Farsa del colmenero de Diego Sánchez de Badajoz, que es ya una prefiguración del auto sacramental, como puede verse en los siguientes versos:
Ves, hermano, por los ojos,
cómo nasció Christo trigo
y creció tan si abrigo
hasta segarlo en manojos;
al tiempo de sus despojos
que del huerto fue sacado
y con açotes trillado,
con mill ynjurias y enojos,
¡O. qué paciencia divina!
molido, hecho harina heñido,
en horno de amor cozido
con fuego de sus dolores,
¡o, dichosos labradores,
que tal pan avéis comido! (80).”
ITP
(01) Para esta parte de nuestro trabajo utilizamos las aportaciones de Gabriel Llompart, “El molinet. Aspectos religiosos de un popular romance mallorquín” (R.D.T.P., XXV, 1969, págs. 251-272); (Addenda al artículo El molinet” (R.D.T.P., XXVI, 1970, pág. 63); “Otra nota sobre el molino místico” (R.D.P.T., XXIX, 1973, págs. 163-168).
(02) G. Llompart:, “Otra nota sobre el molino místico”, págs. 164-165. El tratado figura en el apéndice, págs. 166-168.
(03) Ibid., págs. 163. 164. Cf. la reproducción de una estampa del siglo XVI enfrente de la pág. 164.
(04) G. Llompart, “Addenda al artículo El molinet”, pág. 63.
(05) Id., ” El molinet. Aspectos religiosos. y sigs.
(06) Ibid., págs. 260-262). págs. 251
(07) Ibid., págs. 257-259.

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